Compartimos un fragmento del libro “La Babel digital: pistas para un periodismo emprendedor“, publicado en Colombia por Consejo de Redacción, un texto escrito por Perla Toro Castaño, Germán Rey Beltrán, Renata Cabrales Rojas y Cristhian Barragán Falla. Editado por Ginna Morelo. Un texto descargable y gratuito.
La innovación: el nuevo paradigma
Lo primero que hay que entender cuando hablamos de innovación, ya sea periodística o enmarcada en cualquier otro ámbito del conocimiento, es que hablar de innovación no equivale a hablar de herramientas tecnológicas y mucho menos de un periodismo hecho para descrestar o deslumbrar con teléfonos celulares, tabletas e incluso la escurridiza realidad aumentada.
Cuando hablamos de innovación hablamos de transformación y, desde el punto de vista periodístico, hablamos de acciones y ejecuciones que conllevan a la sostenibilidad de nuestro oficio. Si bien la tecnología es una gran aliada, si no existen transformaciones en el fondo de cómo hacemos las cosas, nada funcionará; por ejemplo las formas como nos relacionamos con el poder o la inclusión de nuestras audiencias dentro de un discurso de valor.
Esta innovación bien puede darse desde varias rutas, incluyendo ellas el uso de las herramientas tecnológicas, pero teniendo en cuenta siempre un sentido y un principio de oportunidad, como ocurrió con Efecto Cocuyo (Mioli y Nafría, 2007), medio venezolano dedicado a informar sobre política, economía y derechos humanos, que mientras explotaban las opciones en Facebook Live, se consolidaba desde Periscope, extensión de la red social Twitter, como un mecanismo de expresión que mostraba imágenes censuradas e impactaba en actores públicos de opinión que interactuaban con mayor fuerza en esta red social.
Efecto Cocuyo, a diferencia de lo que antes se creía, incluso cuando hablamos de internet, no nació siendo ni un periódico ni una página web con una arquitectura pensada durante dos o tres años. Nació en 2015 como una cuenta de Twitter, espacio digital donde consolidó una audiencia que hoy se reúne en otros escenarios como un canal web y programas en línea enfocados en debates y entrevistas. Se ha sostenido durante más de tres años y sus cifras siguen creciendo, al igual que su reconocimiento internacional como un medio referente de oposición.
Entre sus opciones para sostenerse y continuar ejerciendo el oficio, contempla la donación a través de Facebook como un modelo económico. Cualquiera puede donar, solo basta tener una tarjeta de crédito y una cuenta en esta red social.
También puede innovarse desde la mera búsqueda de la verdad, principio tan viejo como el periodismo mismo y que puede expresarse en la oleada de servicios informativos que chequean información de los poderosos, mensajes que circulan en plataformas como WhatsApp e incluso de los mismos medios de comunicación, no solo en Latinoamérica, también en otros escenarios internacionales.
En este caso el secreto es mínimo: reportería, un compromiso con el equilibrio que no necesariamente es comparable con la objetividad, búsqueda de contrastes y una exposición contundente de los hechos. ¿Nada nuevo, no?
En días donde los ejecutivos de ventas están agobiados por las pérdidas y que en vez de realizar un viaje al pasado y recordar los principios sociales para los cuales fueron creados los medios de comunicación, entregan instrumentos de cocina, ropa o accesorios, periodistas atrevidos renuncian a sus trabajos históricos dentro de las redacciones para crear medios y metodologías propias de chequeo de la información.
Tal es el caso de Chequeado, de Argentina, el primer medio independiente de Latinoamérica que se dedicó al fact-checking o verificación del discurso público y que fue ganador, en 2015, del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo en la categoría Innovación. Cuando se conoció la noticia, el jurado destacaba el éxito del proyecto. “La verificación del discurso público es un aporte destacable sobre todo en una sociedad donde la polarización política y social ha deteriorado la calidad de la información que alimenta el debate público”.
Para aquel entonces, el comité, conformado por la periodista colombiana María Teresa Ronderos, la costarricense Giannina Segnini y el español Mario Tascón, también afirmaba que el premio se otorgaba por “la sólida y balanceada mezcla de ingeniería y buen periodismo”.
Modelos como el de Chequeado, quienes desarrollaron su propia metodología de trabajo, han inspirado a otros como Lupa, en Brasil; El Sabueso, de Animal Político, en México y el Ojo biónico, de Ojo Público en Perú.
También puedes leer: “Sitios de verificación de discurso y de noticias falsas en el mundo“.
En Colombia el modelo todavía puede considerarse naciente y ha encontrado respaldo en alternativas como El detector de mentiras de Whatsapp de La Silla Vacía, y Colombiacheck.
Un dato adicional: Chequeado también contempla entre sus formas de sostenimiento la donación.
Otra forma de innovación es el fortalecimiento de los formatos y la implicación de las nuevas narrativas dentro de los discursos. Puede observarse este fenómeno en emprendimientos reconocidos como Radio Ambulante, proyecto de audio-periodismo que transforma en internet a ese viejo amigo que a su vez cambió a la radio como la conocíamos y que solemos llamar podcasts. No abandona el rigor investigativo de un género como la crónica, pero sí entrega una narración fresca donde los detalles sonoros son claves de la expresión.
Muchos son los puntos que hacen de Radio Ambulante una innovación; pero, pueden destacarse dos frentes fuertes: el formato y la distribución. Esta iniciativa cambió el concepto de radio: una radio sin emisora y hace de las redes sociales uno de sus más fuertes canales de distribución.
Asimismo, libera sus contenidos a algunas emisoras clásicas para llegar a más de cien países.
De una manera afortunada para el periodismo, podríamos decir que son cientos los casos de emprendimientos que registran expresiones novedosas dentro de su creación, así que casos como los mencionados anteriormente podrían ser cientos. Basta citar los libros electrónicos Periodismo Innovador en América Latina, (2018), e Innovadores en el periodismo Latinoamericano, (2018), editados ambos por Teresa Mioli e Ismael Nafría, del Knight Center for Journalism in the Américas, para encontrar al menos 40 casos que incluyen entrevistas con sus creadores.
No obstante, en estos emprendimientos también suele evidenciarse algo: la innovación como una apuesta constante que puede ser variable en el tiempo. Para entender este punto haremos un ejercicio, vamos a intentar viajar en el pasado y recordar los primeros medios de comunicación que usaron redes sociales en Colombia para hacer reportería.
Acciones como esta hicieron que el diario tradicional El Colombiano, de Medellín, resultara ganador, en 2015, del Premio Inma a Mejor uso de redes sociales, por una técnica que se conoció para aquel entonces como la Twittercrónica, un ejercicio de reportería en tiempo real que usaba la red social para conectarse con las audiencias e investigar con ellas. Luego, a través de un ejercicio de voz coral6, publicaba un artículo periodístico colaborativo en su periódico impreso y en su página web.
Hoy, todos los medios de comunicación, nacidos o no nacidos en internet, usan las plataformas sociales como escenarios de reportería y la gran mayoría de ellos incluyen las redes sociales dentro de sus ediciones impresas o digitales.
¿Significa esto que hemos parado de innovar? No. Significa que la innovación es una cultura que debe ser asumida por los emprendedores periodísticos como un estilo de vida, una disposición a renovarse constantemente.
Ideas transformadoras que promuevan la innovación como herramienta de desarrollo y sostenibilidad de las empresas periodísticas, a través de la identificación constante de nuevas herramientas, formatos informativos, metodologías y modelos de gestión; todo con el único objetivo de mantenerse vigente y competitivo.