Periodismo a fuego lento contra periodismo instantáneo, esa es la apuesta de Fábrica de Periodismo, dice su director

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En diciembre pasado, Fábrica de Periodismo lanzó formalmente su nuevo medio digital con un reportaje que reveló detalles sobre las bitácoras de los aviones que voló el Ejército mexicano hace más de 20 años: al menos 54 vuelos nocturnos de la muerte realizaron operaciones para lanzar al océano Pacífico a cientos de mujeres y hombres que momentos antes habían recibido un disparo en la nuca en la playa de Pie de la Cuesta, a poca distancia del turístico Acapulco.

Diversos medios del país retomaron o republicaron la pieza periodística escrita por dos veteranos periodistas mexicanos, Jacinto Rodríguez e José Reveles. Tuvo tan buena resonancia que ni los integrantes del emprendimiento periodístico se lo esperaban. Cuando la Aldea de Periodistas habló con el director del medio, Ignacio Rodríguez Reyna, su teléfono no dejaba de recibir notificaciones.

Iniciamos la conversación con una pregunta obligada.

¿De qué va Fábrica de Periodismo? 

Ignacio Rodríguez Reyna: Creo realmente que en un sistema tan saturado, muchas veces con información de baja calidad, en realidad no aportaríamos demasiado si nos sumamos a esa tendencia que domina, una maquinaria informativa de producción industrial. Nos concebimos como un medio sin atarnos a una periodicidad, sin estar subiendo notas todos los días solo para seguir alimentando esa máquina.

Es momento de empezar a hacer una revisión y una reflexión sobre lo que los medios estamos haciendo. Y, en este caso, este medio que es independiente busca conseguir una vinculación con sus audiencias y sus comunidades a través de información de calidad más que cantidad. Como en la gastronomía, hay una tendencia, la del slow food o la del fast food, tenemos que hacer slow journalism contra el periodismo rápido e instantáneo que nos satura y no nos ayuda a entender un mundo complejo, que muchas veces la ciudadanía no alcanza a digerir por este ritmo vertiginoso.

Trataremos de recuperar géneros periodísticos que se han ido perdiendo por esta tendencia. Ya no hay chance a hacer una crónica bien pensada, son pocos los espacios.

En los medios tradicionales las crónicas son consideradas un género que desperdicia tiempo, recursos, cuando es uno de los géneros más bellos y más fascinantes para hacer que la gente lea y se identifique con realidades que podrían ser la suya o no.

Un medio que tenga esa empatía, esa conexión de un ser humano a otro ser humano. Y si logramos identificar esas historias extraordinarias de personas extraordinarias en situaciones extraordinarias, haremos una pequeña contribución.

Lo mismo con entrevistas de reflexión. Hoy las entrevistas son rápidas, de temas de coyuntura, casi siempre con los actores políticos que aparecen en todos lados. Si estamos en tiempos electorales, pues más todavía. Pero esas entrevistas de reflexión, de gente que es sabia, que tiene cosas que decir, mujeres y hombres que se dedican a muchísimas cosas…

“Vamos a aportar calidad, no cantidad”.

 

Todo mundo tiene cosas que decir, relevantes e importantes, pero no las escuchamos. A pesar de que estamos todos interconectados también estamos muy aislados. Los medios están ocupados en la adicción de los políticos profesionales, no en la política. Están enfocados en los cinco, seis, siete actores que dominan siempre los discursos: presidencia de la República, senadores, políticos profesionales.

Fábrica de Periodismo
Ilustración de Rocío Urtecho para el reportaje “Cinco años de vuelos de la muerte”, publicado en Fábrica de Periodismo.

Somos un medio que va a buscar acerca audiencias, a las nuevas generaciones. Me parece que es un error siempre decir que no les importa y que son generaciones apáticas y les vale madres. Yo creo que no, que son generaciones con un profundo desencanto que quisieran encontrar algunas guías de cómo entender su mundo. Por supuesto que están preocupadas por la falta de un futuro cierto, por la precariedad profesional, por las pocas chances que hay de sobrevivir más allá de llegar a la quincena, de tener una vida plena.

Y estas generaciones están muy vinculadas en nueva plataformas y desarrollo tecnológico de la época que les tocó vivir. Vamos a tratar de conectar con ellos a través de TikTok, Instagram, que uno no piensa que pudieran ser vehículos para conectar.

No somos los únicos que lo hacemos, pero con nuestro trabajo sí esperamos que nos distingan como un medio que tiene contenidos buenos.

 

¿Cómo surge el nombre del medio, por qué Fábrica? 

Ignacio Rodríguez Reyna: Algunos de nosotros hemos tenido experiencias en lanzar proyectos de medios independientes. Editorialmente nos fue estupendo en el más reciente que fue Emeequis, duramos 12 años. Mostramos que se puede hacer periodismo con profesionalismo, con frescura, siendo atractivos, tocando temas distintos, acercándonos a temáticas que están ahí afuera pero pues no se tocan en general. Nos tocó una época complicada porque nos agarró la transición analógica digital. Cuando nacimos, que fue en 2006, el modelo de negocios impreso era el mundo que teníamos, del que sabíamos y conocíamos. Las cosas se fueron transformando al paso de los años.

Cuando nosotros cerramos la etapa de la revista impresa, y todavía dos años en digital… obviamente, estoy hablando 2018, ya era el mundo que casi tenemos hoy. Tratamos de hacer el giro de impreso a digital, pero siendo un medio independiente teníamos fragilidades financieras y económicas. La transición tenía un costo importante de inversión económica: compras de equipo, contratación de gente especializada, recursos humanos que hicieran ventas de publicidad para plataformas digitales.

Portadas de lo que era la revista Emeequis
Portadas de lo que era la revista Emeequis. Especial Aldea de Periodistas.

Todavía no aparecía en el horizonte, con la fuerza que existe hoy, la posibilidad de obtener fondos internacionales de fundaciones. Somos unas de las víctimas de la transición.

Tuvimos que empezar a hacer distintas cosas, cada uno por su lado. Y, con la pandemia, a mucha gente nos hizo reflexionar sobre el presente, no sabíamos si nos íbamos a morir, qué queríamos hacer de nuestra vida, y empezó a surgir la idea recuperar un espacio como el que teníamos. Nos quedó la espina clavada de que no falló el modelo periodístico: no pudimos adaptarnos a un mundo cambiante.

Con el paso de los años, y con la pandemia, dijimos: Quizá valdría la pena intentarlo ya naciendo como un medio digital, perfeccionando, puliendo y aprendiendo de los errores de los proyectos que existen en México y el mundo.

Decidimos que si a diferencia de Emeequis, que salió en cinco meses de la nada y estábamos ya imprimiendo y tirando 50,000 ejemplares en nuestro primer número, que fue una locura, dijimos: acá hagámoslo distinto. Allá éramos 26, acá somos siete. Estamos con un ritmo distinto, pero con la misma calidad y la misma visión enriquecida por la experiencia y otros aprendizajes.

Fábrica de Periodismo nació hace un año en redes, nos constituimos legalmente en mayo del 2023. Todo ha sido paso a paso. Con la idea de hagamos periodismo con otro ritmo, no tenemos que enloquecer ni dejar la vida.

“Nos quedó la espina clavada de que no falló el modelo periodístico: no pudimos adaptarnos a un mundo cambiante”.

Obviamente muchísimo trabajo implica mucha convicción, mucha pasión, mucha intensidad, pero no dejar la vida, no morir en el intento. Por eso ha sido tan despacito. Logramos algún financiamiento para hacer cuatro investigaciones. Luego conseguimos un financiamiento justo para este lanzamiento y estamos ya en esto.

Es una apuesta profesional de un grupo de mujeres y hombres, periodistas, diseñadores y gente que se dedica a hacer audiovisuales, y es una apuesta por probar que quizá hay otras rutas. Nuestro futuro no es cierto al cien por cien, tenemos ciertas bases, queremos ir construyendo el camino.

¿Cómo salió el nombre de Fábrica? A mí me parece que es un poco contrasentido. Hoy piensa uno en fábrica y ya no suena en una palabra moderna, uno piensa en el siglo pasado. Hoy lo que hay son grandes plantas ensambladoras, grandes líneas de producción, todo es masivo, todo es volumen, todo es enorme. Una fábrica es un establecimiento pequeño, o al menos así lo pensamos, una fábrica es algo en la que todavía los trabajadores se conocen, hay camaradería, hay empatía en general, obviamente no hay un mundo ideal, pero hay una convicción de hacer cosas con mucho cariño y recuperando…

No sé por qué, pero pensamos que Fábrica podía tener también un componente artesanal.

Además nos parecía que sonaba bonito Fábrica de Periodismo, que quizá fue la la razón menos importante que el concepto.

Cuéntanos, ¿quiénes integran el equipo? 

Ignacio Rodríguez Reyna: Hay gente de los que estamos activos somos seis o siete, hay otros que todavía están en sus trabajos todavía y se sumarán adelante. Por ejemplo están, de entrada, un colega mío, Jacinto Rodríguez, un gran especialista en periodismo que busca memoria, verdad, procesos históricos, hechos del pasado, pero también con una apuesta muy grande en asuntos de cultura, literatura, filosofía. Déjame decirte que no tenemos cargos, soy el director porque alguien tenía que dar la cara. Si te fijas en nuestro directorio no hay cargos, tenemos responsabilidades.

Equipo Fábrica de Periodismo
De izquierda a derecha: Juan Gómez, Aminetth Sánchez, Jacinto Rodríguez, Carlos Acuña, Carmen García Bermejo, Ignacio Rodríguez Reyna. Especial: Aldea de Periodistas. Fotos tomadas del sitio web de Fábrica de Periodistas.

 

¿Y cuáles son las responsabilidades de Jacinto?, por ejemplo.

Ignacio Rodríguez Reyna: Jacinto está en el área editorial, contenidos. Está una colega que me da mucho gusto que está, que nos ha enriquecido. Ella es Aminetth Sánchez, fue directora de La Lista News hasta hace poco, pero pocos saben que ella se formó con nosotros en Emeequis, es una chica talentosísima que ha crecido muchísimo y hoy volvimos a coincidir. Ella está en la parte editorial y en la parte digital. Ella es de una o dos generaciones más joven que nosotros.

Está un chico recién salido de la universidad muy talentoso que es Juan Gómez, él está en el área editorial, tiene mucha expertise en manejos de datos de bases, manejo de información, de verificación.

“Si si te fijas en nuestro directorio, no hay cargos, tenemos responsabilidades”.

Está Carmen García Bermejo, una colega con mucha experiencia, con un conocimiento brutal en el área cultural, considero que debe ser quizá la periodista cultural con mayor solidez y experiencia. Por ejemplo, ha hecho las investigaciones de la falsa filantropía de Ricardo Salinas Pliego y del patrimonio cultural de INAH todavía afectado por los sismos. Yo coordiné esas dos investigaciones y aplicar periodismo de investigación al área cultural es así como un garbanzo. Y bueno, Carmen tiene una dotes periodísticas enormes, no está haciendo solo cosas culturales, ha ido expandiendo, está  haciendo otros temas en el área editorial.

Está Carlos Acuña que empezó en Emeequis saliendo de la universidad y ha ido creciendo muchísimo. Tenemos varios colaboradores que están salidos de ese programa, de Corriente Alterna (Acuña hasta hace poco fue editor de este proyecto de formación de jóvenes periodistas en la UNAM). Vas a empezar a ver sus nombres, los estamos asesorando, hay un proceso de mentoría profesional. Va a haber chicas y chicos que tienen unos 20 y van a estar alimentándonos. Carlos se formó como reportero en Emeequis y es un gran cronista, de los cronistas jóvenes con mucha sensibilidad para el arte, la cultura, la creación en general. También es buen editor, él también tiene responsabilidades editoriales.

Hay otros colaboradores como Guillermo Rivera, que es de la generación de Carlos y Aminetth, ha ganado premios de periodismo, está estudiando cine ahorita. Colabora con nosotros y está haciendo entrevistas interesantes. En fin, ellos son el equipo base sí, algunos de tiempo completo, otros de medio tiempo, otros colaboradores constantes. Y si te fijas son tres generaciones.

Es un proyecto multigeneracional…

Ignacio Rodríguez Reyna: Sí. Y generamos también muchos talentos y cuadros a partir de que se incorporaban con nosotros. Espero que tengamos más posibilidad de que se vayan fortaleciendo nuestro capacidades de seguir incorporando a más chicas y chicos.

Al principio decías algo sobre la baja calidad del periodismo y la maquila que se está haciendo en México, me gustaría que me pudieras contar un poco más, ¿qué defines como baja calidad o qué te parece que es esta baja calidad en el medio periodístico?

Ignacio Rodríguez Reyna: Baja calidad, digo, podemos decir desde la noción más básica: falta de rigor, falta de reportero exhaustivo, falta de comprobación de las fuentes, escritura que da lugar a suposiciones, inferencias, mala escritura. Temas más trillados, enfoques ortodoxos, tradicionales. Los medios siguen concentrados en la actividad política de un pequeño grupo dejando fuera a los ciudadanos más como consumidores pasivos, que como actores activos, de que reciban información y a partir de ahí se activen como ciudadanos.

Yo creo que un poquito de todos esos conjuntos, unos más unos menos, constituyen reportajes pocos cuidados, aburridos, ortodoxos, mala escritura, malas estructuras, producidos al vapor muchas veces por la necesidad de sobrevivir, muchas veces por la dejadez, muchas veces por la falta de talento.

¿Tienen un modelo de negocios, de qué piensan vivir además de los apoyos financieros que han recibido para algunos reportajes?

Ignacio Rodríguez Reyna: Estamos empezando a ser un modelo híbrido. Siempre hay una subestimación de las audiencias, creemos que la gente es idiota o es estúpida, y yo creo que si se llegan a dar cuenta que el trabajo que hacemos vale la pena, queremos que contribuyan, que aporten.

“Que las audiencias se asuman como parte de una construcción colectiva”.

Si te fijas, no estamos utilizando la palabra “donaciones”, porque suena caridad, pero ayudar a consolidar un proyecto periodístico que a ellos les retribuya, es distinto.

Implica un un salto cualitativo en cómo te relacionas con la gente. Si ellos aportan y contribuyen, es diferente a donar. En los dos primeros días ya teníamos contribuciones y aportaciones de la gente, no mucho, pero eso está bien chido. Esperamos que esa parte se convierta en un vínculo fuerte. También creo que hay una responsabilidad de la ciudadanía de tener mejores medios.

Si nuestros padres, nuestros abuelos compraban su periódico, malo o bueno, porque les gustaba, porque le servía, porque algo les decía, contribuían. Creo que esta sociedad y esta ciudadanía también tiene que hacerse cargo de construir los medios que respondan a su intereses, porque, perdón, pero qué chingón es: pues sí, hay medios que están haciendo un esfuerzo y, pues bueno, okay, pero a mí no me cuesta nada, yo no aporto nada, yo no construyo nada. Que las audiencias se asuman como parte de una construcción colectiva.

Y el periodismo es colectivo, no es individual.

Habrá periodistas que al verlos comenzar formalmente se emocionan y buscarán poder publicar con ustedes, ¿estarán abiertos a colaboraciones pagadas o colaboraciones a través de becas?

Ignacio Rodríguez Reyna: De entrada está súper abierta la puerta para que se acerque, queremos que todas sean pagadas, no va a haber gratis.

Dentro de nuestros alcances y los límites de nuestro presupuesto vamos a tratar de pagar lo mejor que se pueda. De hecho, por ejemplo, no lo hemos lanzado todavía pero lo mencionamos en la página, sería increíble que alguien que pueda contribuir pague un salario decente a un reportero durante tres meses: “adopta un reportero”, “adopta una investigación” o “págale el salario a un reportero”.