Si hay un periodista en Estados Unidos que ha centrado sus trabajos de investigación en los secretos del gobierno, ese es Seymour Hersh, un veterano reportero que nació un 8 de abril de 1937, en Chicago, Illinois. Particularmente es conocido por sus investigaciones sobre la masacre de My Lai (con el que ganó un Pulitzer) y el escándalo de la prisión de Abu Ghraib, entre otras. Ha reporteado, Washington, Vietnam o el Medio Oriente.
Hersh acaba de estrenar por estos días un libro de memorias, llamado Reporter, un libro de lectura especial para los periodistas y estudiantes de periodismo. En el texto él cuenta de las historias detrás de sus reportajes, de cómo ha perseguido a los personajes que ha investigado y cómo cultiva las fuentes.
En una de las tantas entrevistas que le han hecho durante esta semana por el lanzamiento, Hersh responde cómo documenta para sus reportajes y cuenta que tiene una memoria muy buena, que toma notas y las repasa; que tiene una mala letra y eso es una ventaja porque no le entiende nadie más. Y que no usa grabadora. El periodista le dice que quizá grabar es bueno, pero Hersh explica por qué lo hace: «Cuando hablo de algo secreto y aparece en una grabadora, estoy muerto».
Los inicios de Hersh
De acuerdo con un perfil publicado por Jeff Wallenfeldt, Hersh era el hijo de inmigrantes polacos y lituanos. Después de graduarse en la Universidad de Chicago, en 1958, y abandonar la facultad de derecho, ingresó en el City News Bureau of Chicago. Y tras el servicio militar cofundó un periódico suburbano y luego trabajó para United Press International y Associated Press, antes de un breve período en 1967 como secretario de prensa del candidato presidencial Eugene McCarthy. En 1969, actuando en un consejo Hersh entrevistó al teniente del ejército estadounidense William L. Calley, en la que relató el asesinato de al menos 2 mil aldeanos de Vietnam del Sur en la aldea de My Lai por tropas estadounidenses, estando bajo su mando en marzo de 1968, Hersh escribió de esto en un libro y ganó el Premio Pulitzer.
Trabajó en el New York Times en 1972 e hizo un reportaje innovador sobre el escándalo Watergate, aunque la mayor parte del crédito de esa historia fue para Carl Bernstein “y el viejo rival de Hersh, Bob Woodward”, diceWallenfeldt. No obstante, la investigación de Hersh lo llevó a escribir El precio del poder: Kissinger en la Casa Blanca de Nixon (1983), un retrato condenatorio de Henry Kissinger que ganó el Premio del Círculo Nacional de Críticos de Libros. Entre los temas de los otros libros de Hersh se encuentran el derribo soviético de un avión de Korean Air Lines, la adquisición de armas nucleares por parte de Israel y una muy criticada representación detrás de cámaras de presidente John F. Kennedy.
En 1993, Hersh se convirtió en colaborador habitual de la revista The New Yorker, para la cual escribió una serie de artículos sobre la guerra contra el terrorismo y la guerra liderada por Estados Unidos en Iraq (2003-11), escribió sobre el abuso a los presos en Abu Ghraib durante la administración del presidente George W. Bush.
En mayo el año 2015, Hersh volvió a ser noticia por sus alegatos publicados en un artículo en el London Review of Books, en los que cita fuentes anónimas estadounidenses y paquistaníes que aseguran que la operación para atrapar a Osama bin Laden, el líder de Al-Qaeda:
Han pasado cuatro años desde que un grupo de los Navy Seals (los equipos de Mar, Aire y Tierra de la Armada de los Estados Unidos) asesinó a Osama bin Laden durante un ataque nocturno en un complejo de paredes altas en Abbottabad, Pakistán. El asesinato fue el punto culminante del primer mandato de (Barack) Obama, y un factor importante en su reelección. La Casa Blanca aún mantiene que la misión fue un asunto exclusivamente estadounidense y que los generales del ejército de Pakistán y la Agencia de Inteligencia Interservicios (ISI) no fueron informados del ataque por adelantado. Esto es falso, como lo son muchos otros elementos de la cuenta de la administración Obama. La historia de la Casa Blanca podría haber sido escrita por Lewis Carroll: ¿Bin Laden, objetivo de una cacería masiva internacional, realmente decidiría que un pueblo vacacional a sesenta y cinco kilómetros de Islamabad sería el lugar más seguro para vivir y dirigir las operaciones de Al-Qaeda? Él estaba escondido a cielo abierto”.
Entre las acusaciones hechas por Hersh estaba que el servicio de inteligencia pakistaní había estado reteniendo a Bin Laden desde 2006 y que los funcionarios pakistaníes sabían sobre el ataque antes de que sucediera. La Agencia Central de Inteligencia y el gobierno de Obama negaron las acusaciones.