El camino de las filtraciones, ¿dónde están los límites?

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Filtraciones, esa información que es secreta porque algún personaje o institución decide mantenerla ajena del conocimiento público y que después alguien más revela.

Los motivos de mantener oculta una información pueden ser varios: “la propia conveniencia, motivos de seguridad, aspectos estratégicos, ocultamiento de acciones ilegales y otros”, escriben Miguel Adrián Mendoza Padilla y Sebastián Di Doménica. En su libro En busca del periodismo que indaga al poder, dedican un capítulo para hablar al respecto.

Este es un fragmento:

El sitio Wikileaks, editado por el australiano Julian Assange, fue el primer espacio dedicado a las filtraciones de información secreta que tuvo alcance universal y que generó gran revuelo. Y es probable que los Panamá Papers sean el segundo caso de información masiva revelada: 2.6 terabytes de información filtradas del bufete de abogados panameño Mossack Fonseca, que gestionaba las acciones necesarias para que muchos acaudalados puedan ocultar su riqueza en paraísos fiscales a través de empresas offshore, dicen los autores.

En la actualidad, las filtraciones son producto de la época digital. Antes eran archivos de papel, muchas veces sin copia, que podían ser destruidos; pero ahora prácticamente todo se almacena, es por eso que el periodismo de datos va mucho más de la mano con el periodismo que indaga al poder.

¿Qué es lo que hace que el periodismo de datos sea diferente del resto del periodismo?,  pregunta el profesor Paul Bradshaw en el Manual de Periodismo de Datos (Londres, 2012). “Quizás sean las nuevas posibilidades que aparecen, cuando se combina el tradicional “olfato para las noticias” y la capacidad de narrar una historia convincente, con la escala y alcance de la información digital disponible en la actualidad”, señala. 

Y amplía en su conclusión: “Los datos pueden ser la fuente del periodismo de datos, o pueden ser la herramienta con la que se narra la historia o ambas cosas. Como cualquier fuente, debe tratarse con escepticismo; y como cualquier herramienta, debemos ser conscientes de cómo puede modelar y limitar las historias que se crean con la misma”.

Las filtraciones de información secreta son resultado de los avances del Periodismo de Datos, ya que la primera no existe sin la segunda. Todas las filtraciones surgen de bases de datos con información secreta: y ante el archivo, se debe hacer periodismo de datos.

Una de las periodistas que trabajó en los Panamá Papers, Mar Cabra, describió su afición por el Periodismo de Datos y explicó por qué ambas posibilidades amplían las opciones del periodismo de investigación: “Descubrí el trabajo del periodismo de datos y me enamoré. Me ayudó a contar historias de una manera más potente, más sistemática, que no dependía tanto de las declaraciones”.

Por lo tanto, las filtraciones de información secreta sumadas a las técnicas de abordaje del periodismo de datos plantean un nuevo escenario para el periodismo que hará posible conocer más y mejor los sistemas y las operatorias del mundo actual.

 

Un cambio de paradigma en el periodismo de investigación

¿Qué cambios van a generar las filtraciones de información secreta en el ejercicio del periodismo? La respuesta no es simple ni cerrada, pero es categórica. Porque la irrupción de este nuevo escenario va a transformar en gran medida a una parte importante del periodismo.

Por supuesto la esencia de la tarea será siempre la misma: descubrir la verdad de los hechos, conocer el porqué de las problemáticas, descubrir víctimas y victimarios, responsables directos e indirectos, darle voz a todas las partes y analizar posibles caminos de resolución de los conflictos.

Pero claro, que muchos de los secretos mejor guardados de los poderosos, de golpe puedan ser información potencialmente accesible, si es que se la logra hallar y descifrar en las bases de datos, sin dudas genera transformaciones. En la relación con las fuentes, en la diagramación de la investigación, en el planteo de las hipótesis y más.

A continuación, tres aspectos que presenta el periodismo de filtraciones hoy, y que ya generan nuevos desafíos para los periodistas:

Periodistas en equipo

El periodista de investigación clásico a lo largo de los años ha trabajado en gran medida solo, o casi solo. Referentes clásicos del género, en sus grandes investigaciones han relatado el recorrido en primera persona. Y los logros y hallazgos de las búsquedas fueron propias e individuales.

De la misma manera, esos periodistas han trabajado con las fuentes en un ida y vuelta personal. Por ejemplo, Garganta Profunda fue la fuente de Bob Woodward para el Caso Watergate, y en esa relación nunca hubo terceros.

Con las filtraciones de información secreta, el escenario cambia. Porque se ha sumado al recorrido de la investigación, el periodismo de datos que es una tarea grupal. Abordar y analizar miles de documentos digitales es una empresa que se debe realizar en equipo.

El origen de la filtración

El otro punto a tener en cuenta es el origen de las filtraciones. Cada vez que un periodista de investigación recibe una fuente documental o escucha una fuente testimonial, evalúa su credibilidad a través de diferentes mecanismos. Algunos de ellos son chequear, comparar, agregar, etcétera. La relación con todo tipo de fuentes se fortalece con el tiempo, y cuando se verifica su confiabilidad. Pero; ¿qué pasa con las filtraciones? ¿Cómo se debe evaluar a la irrupción de una base de datos con información explosiva?

En primer lugar, el periodista debe confirmar que el documento es verdadero: es decir que esa base de datos sea real y presente información verídica. Por otro lado, y al igual que como ocurre con el reconocimiento de cualquier información periodística, es necesario analizar el origen. La gran mayoría de las filtraciones secretas surgen de personas que por seguridad o precaución, ocultan su identidad. De hecho, Julian Assange ha afirmado que Wikileaks posee un sistema por el cual no existe posibilidad de acceder ni reconocer a la fuente que envía la filtración.

De esta manera se intenta garantizar el anonimato del emisor. Sin embargo, y más allá de ese anonimato de origen, ante la filtración el periodista deberá analizar a beneficiados y perjudicados frente a los datos; y evaluar el valor real de la información en cuestión. Con relación a este punto, Wikileaks en su momento fue criticada porque en sus filtraciones nunca se presentaban documentos que dejen expuesto al gobierno de Rusia, mientras que en el caso de los Panamá Papers muchos han señalado que la gran la filtración no presentaba información relevante sobre Estados Unidos, Alemania e Israel. ¿Qué hacer ante los huecos de una filtración y frente a un origen desconocido?

Sin duda, y más allá de todos estos puntos, para analizar el valor de la información será determinante responder ciertas preguntas:

  • ¿Es útil para la sociedad?
  • ¿Revela historias ocultas relevantes en la comunidad?
  • ¿Expone acciones ilegales en perjuicio de otros?
  • ¿Expone acciones legales pero que abren caminos de investigación sobre posibles hechos irregulares?

Si la respuesta a estas preguntas es positiva, entonces más allá de los huecos el periodismo puede y debe investigar.

Límites para publicar filtraciones

Las filtraciones plantean un verdadero dilema para los periodistas. Aquellos que trabajan en investigación han sido siempre muy cautelosos a la hora de mencionar nombres y acciones, para evitar posibles demandas legales por calumnias e injurias de parte de los mencionados. Y por eso el chequeo, el uso de los verbos en potencial, la mención de la fuente de manera concreta o la no utilización de los nombres propios de los sospechados (si aún no han sido condenados) son la regla.

Sin embargo el universo de las filtraciones es diferente: porque los datos surgen de una fuente anónima y no siempre existe la real posibilidad de chequear la información. Entonces, ¿Qué debe hacer el periodista ante esa situación? Hacer periodismo: chequear hasta donde sea posible y evaluar el valor real y los riesgos potenciales de publicar datos sin confirmación.

Los referentes de las filtraciones a nivel mundial tienen opiniones encontradas sobre este punto. Edward Snowden, excontratista del estado norteamericano y que reveló un conjunto de documentos de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por su sigla en inglés) y Julian Assange, fundador de Wikileaks, coinciden en que siempre se deben publicar las filtraciones sobre los estados, pero no están de acuerdo en la forma de hacerlo.

En su cuenta de Twitter, Snowden hace algún tiempo escribió: “Democratizar la información nunca ha sido más vital, y @WikiLeaks ha ayudado. Pero su hostilidad hacia la edición, incluso una pequeña, es un error”. A lo que Wikileaks respondió desde su cuenta de Twitter: “@Snowden El oportunismo no te ganará el perdón de Clinton y editar no es censurar los flujos de efectivo del partido en el poder”.

Tal como se afirmaba en una nota de The New York Times, una de las principales críticas que ha recibido Wikileaks es aquella que señala que han hecho públicos documentos sin editar y sin evaluar si ocultan datos sensibles o delicados. Y en gran medida, ese punto ha sido el causante del quiebre de la relación entre Assange y muchos periodistas.

Cabe recordar que Edward Snowden está en la actualidad exiliado en Rusia, mientras que Julian Assange se encuentra en la embajada de Ecuador en Londres para eludir su extradición a Suecia y una posible entrega a Estados Unidos, donde se enfrentaría a un juicio por la revelación de documentos diplomáticos secretos a través de la plataforma WikiLeaks. Sobre ese punto, cabe remarcar que en 2016 la ONU, a través de un grupo independiente de letrados, afirmó que Assange estaba siendo sometido a una detención arbitraria. En paralelo, varios países de América Latina y militantes civiles de todo el mundo reclaman la liberación de Assange.

En el caso de los Panamá Papers, la decisión de publicar o no, es más simple. Porque la implementación de una empresa O Shore no es delito, es un acto legal. Su publicación tal vez puede facilitar la exposición del estado patrimonial de las personas, que es privado, pero de ninguna manera cabe analizar una conducta calumniosa. En ese sentido, lo que es más importante en el caso de las offshore, es analizar el porqué de su creación. Un abordaje complejo que numerosos periodistas han iniciado, en muchos casos en paralelo con la Justicia.