Ochos puntos primordiales contra el sensacionalismo en los medios de comunicación
“La inseguridad no puede ser otra cosa que una percepción o un sentimiento, porque expresa una demanda insatisfecha por parte de la ciudadanía”, escribe la investigadora Brenda Focás en el libro “(In)Seguridad, medios y medios: una mirada desde las experiencias y las prácticas cotidianas en América Latina”, compilado junto con el editor Omar Rincón, descargable en PDF.
Según el último informe del Barómetro de las Américas, las percepciones de la inseguridad se han incrementado en los últimos diez años en toda la región, con vaivenes que llegan al 43,2 % en el año 2014, escribe Focás.
Un elemento común es que los medios, específicamente la televisión, “son señalados como uno de los responsables de la creciente inquietud ciudadana y política”, dice. Exageración en la enunciación de las noticias policiales e intereses e intenciones políticas y económicas para generar miedo.
¿De qué modo y a quién influyen los medios? Y sobre todo, ¿qué propuestas existen para que el periodismo supere su sensacionalismo y asuma una posición responsable? Germán Rey en su texto “Relatos periodísticos del crimen“, citado por Focás y Rincón, hace estas propuestas.
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Reflexionar las prácticas periodísticas: Fotografías más sensibles y menos dramáticas; preguntar de modo más sensato y humano; no acusar o incriminar sin datos; relatos que muestren las consecuencias de la inseguridad; ubicar a la violencia y no generalizar gratuitamente; no informar con base en el rumor sino en el dato.
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Desjudicializar el tema y comprenderlo de una manera mucho más integral.
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Poner mayor cuidado en la utilización e interpretación de informes, datos técnicos y estadísticas de seguridad.
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Mostrar la complejidad del crimen y la violencia y su vinculación con otras realidades criminales. Mantener una doble o triple cobertura: la violencia, los efectos de la violencia, las políticas de seguridad, las víctimas, entre otros.
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Ciudadanos por encima de mercado. Y se puede hacer periodísticamente al diversificar el relato en modo y contenido para contar las experiencias en que las comunidades producen seguridad ciudadana desde la vida cotidiana y al potenciar que la gente se exprese, salga en los medios, sea visible en otros registros como la música, el video, la radio, el deporte, el cine.
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Imaginar estrategias para contar otras historias, unas más allá de los miedos, con más contexto y más ciudadanía; unas que promuevan nuevos pactos de confianza y nuevos sistemas de creencias en lo colectivo y lo comunidad.
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Monitoreo, observatorios de medios, veedurías ciudadanas, consejos de lectores, defensor de los lectores y debates públicos sobre la inseguridad ciudadana y su manejo informativo.
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La autorregulación mediática que establezca en cada medio los criterios mínimos para el cubrimiento de la inseguridad ciudadana. Un manual que enfatice en la investigación; los usos de lenguaje para no estigmatizar; la relación entre títulos, fotografía e historias; la responsabilidad política del medio y sus modos de informar.
El miedo y la inseguridad: narrativas en el periodismo latino (Parte I)