Un equipo de The New York Times obtuvo el World Press Photo 2020 en la categoría corto documental por la pieza ‘It’s Mutilation’: The Police in Chile Are Blinding Protesters.
Los periodistas Brent McDonald, Alejandra Carmona, Armando De la Cruz, Matías Barberis y Miguel Tovar documentaron que al menos 285 personas sufrieron traumas oculares graves durante las protestas en Chile de finales de 2019, principalmente por las balas de goma y los gases lacrimógenos usados por las fuerzas de seguridad.
Tovar, un fotógrafo freelance mexicano, estuvo a cargo de la cinematografía y nos contó de su participación en el proyecto.
¿Qué significa para ti este premio?
Es un reconocimiento muy importante el WPP y me emociona mucho que lo haya ganado un trabajo del que formé parte, un trabajo en equipo con Brent McDonald, Alejandra Carmona, Armando De la Cruz y Matías Barberis. Es un premio al trabajo de todos.
El WPP es algo que muchos fotógrafos buscan ganar toda su vida y pocos lo obtienen. Para ser sincero, no soy afecto a aplicar a premios ni buscar reconocimientos, nunca lo hice a lo largo de mi carrera, mi mayor recompensa siempre ha sido que mi trabajo sirva aunque sea un poquito a la sociedad, que no solo documente sino que denuncie cuando es necesario o ayude a acercar la justicia a los que se les ha negado, por eso es la elección de la mayoría de los temas que trabajo.
Profesionalmente significa un paso enorme que me sitúa en un punto de mucha auto-exigencia para lo próximo que haga, pero también significa dar por cerrada una época difícil, porque en el pasado tomé una mala decisión o cometí un error y eso me tiró muy abajo. Pude haber dejado el periodismo y dedicarme a otras cosas que me dieran dinero, que me podían mantener pero no me significaban satisfacción. Yo siempre me levanté, insistí testarudamente y seguí haciendo periodismo. Y este premio ahora me da confianza en seguir haciendo lo que me apasiona, lo que sé hacer: ser fotógrafo.
¿Cómo fue el proceso de trabajo en Chile para el documental premiado?
Esta cobertura la hice gracias a Brent McDonald, corresponsal del NYT asignado hace relativamente poco tiempo en México. Él tuvo mucha confianza en mí después de que fuimos previamente a Culiacán para hacer una nota sobre lo ocurrido con el operativo de captura y liberación de Ovidio Guzman, pero esa es otra historia.
En Chile trabajamos en las calles y los hospitales que atienden daño ocular con la tremenda periodista chilena Alejandra Carmona, ella y Brent guiaron esta historia. Después fue sorprendente cómo la gente nos dio el acceso a los lugares, sus testimonios, a sus casas y nos compartía su rabia y el dolor que estaba causando la represión del estado chileno a un pueblo que se había levantado. Todo fue muy rápido, pero en las noches mientras planeábamos lo que haríamos el día siguiente no podíamos creer que fuera tan brutal el actuar del cuerpo de carabineros de Chile al mando de su presidente Sebastian Piñera. Cada día que salimos a Plaza Italia había más heridos. El descontento era mayor y también la represión. Veíamos una represión cada vez mayor y habíamos leído sobre los disparos a los ojos de los manifestantes pero poco se hablaba de eso. Brent decidió enfocar la historia en esa práctica tan terrible. Porque lo que vi en Chile, la forma tan despiadada de mutilar a su propio pueblo de parte del gobierno de Piñera es algo que nunca había visto ni me había tocado, ni siquiera imaginado, aunque he cubierto bastante protesta social.
¿Qué te movió personalmente, cuáles dirías que fueron los aprendizajes?
Aprendí mucho trabajando con Brent por la claridad en el manejo de las ideas que tiene, cómo aborda los temas y elige lo que va ser útil en la historia. Como en toda cobertura, es muy importante planear lo que haces día a día, aunque el tiempo nunca es suficiente. Estuvimos una semana y teníamos que regresar a México para editar. Cuando hay poco tiempo uno debe ser más certero con el trabajo en cámara.
Al trabajar para el New York Times, un medio importante, influyente, yo era consciente de que el trabajo podría ser visto por muchas personas. Eso se transformó en una motivación. Tener la posibilidad de que mucha gente fuera a ver nuestro trabajo en realidad significaba que mucha gente se podría enterar del horror que estaba ocurriendo en las calles de Santiago. Así que salí a documentar desde el lado de los manifestantes, del lado de los encapuchados de la primera línea, de los músicos que no paraban de tocar a pesar de las constantes agresiones con tanquetas de agua y los gases lacrimógenos que lanzaban desde los “guanacos y los zorrillos”, como los chilenos llaman a esos vehículos antimotines.
No fue la primera vez que veía esta situación, ya me habían tocado un par de gaseadas en Chile durante la copa América 2015, cuando buscaba darme tiempo para salir de los estadios y entrenamientos de futbol y fotografiar a los estudiantes chilenos que tomaban las calles demandando mejor educación y mejores condiciones para sus profesores. En ese momento era una sensación muy alentadora ver que la juventud empujaba las demandas sociales y creo que ellos fueron los que germinaron ese grito de hartazgo que se escucha hoy en Chile.
Ahora en el año 2019, me impresionó el horror de la represión, que estaba dejando una terrible marca en su pueblo y parecía que a ningún país o gobierno le incomodaba eso, ni un poco. Los acuerdos comerciales y alianzas multinacionales estaban por encima del dolor de la gente y esa es una historia que se repite en nuestros países, en Latinoamérica, con diferentes actores simplemente. Ya regresando a la pregunta, hice contacto con algunos de los entrevistados a mi regreso a México.
Me conmovía que sus vidas se habían trastocado, la mutilación de uno de sus ojos los dejaba impedidos para trabajar como el caso de Carlos Puebla, que se dedica a la construcción, y al perder el ojo ya no quisieron recontratarlo.
También me mantuve en contacto con Pablo, que no dejó que la situación lo desmovilizara y siguió saliendo a gritar consignas a las calles. Después de publicado el trabajo me llegaron algunos mensajes por redes con la intención de ayudar a la gente que salía en el video y creo que sí se logró en algunos casos, yo simplemente he pasado su contacto.
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Tovar egresó de la Universidad Nacional Autónoma de México, comenzó su carrera en Grupo Reforma de fijo y después se convirtió en fotógrafo independiente. Ha colaborado con diversos medios internacionales.
Recientemente está fotografiando un largometraje documental y una película de ficción, dirigidas por Natalia Bruschtein y Andrea Bussmann. Dijo que las filmaciones están suspendidas por la crisis que ha dejado la pandemia del Covid-10 pero después de eso regresarán a rodar.
“Tengo muchos sueños, proyectos y aventuras en las cuales me acompaña mi pareja Paula y nuestro hijo Camilo. De lo que sí estoy seguro es que siempre seguiré siendo fotógrafo”, nos dijo Tovar.
Medio: NYT.
Equipo galardonado
Producer/Reporter: Brent McDonald
Cinematography: Miguel Tovar
Editor: Armando de la Cruz
Fixer: Alexandra Carmona López
Audio Mix: Matias Barberis
Graphics: Aaron Byrd
Director of Photography: Jonah M. Kessel
Producer: Emma Cott
Senior Producer: Mona El-Naggar
Executive Producer: Mark Scheffler.