Periodismo en medio de la adversidad, el caso de Cuba

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Hace más de tres años la periodista Elaine Díaz Rodríguez lanzó una convocatoria para periodistas, algo muy inédito en Cuba, para formar parte de un nuevo medio de comunicación. Así fueron llegando reporteros: con un título de la Universidad de La Habana, pero sin credenciales para ejercer como periodistas, arriesgándose estar presos, contracorriente.

Así llegó Mónica Baró, 29 años, finalista en la categoría de texto del Premio Gabo, al proyecto Periodista de barrio, un medio de temas ambientales que trata de hacer periodismo de investigación en las circunstancias de Cuba.

La principal adversidad que han encontrado para hacer su trabajo es que no cuentan con ningún tipo de reconocimiento legal, porque en Cuba no es legal asociarse a un partido político ni a alguna asociación, tampoco crear un medio.

“A pesar de que todos tenemos un título de la Universidad de La Habana, que es una institución estatal, que muchos fuimos profesores en la Universidad de la Habana, y algunos fueron tribunales en defensas de tesis, no somos reconocidos como periodistas”, dice Baró en una charla este 18 de mayo en la Universidad Tecnológica de El Salvador.

“Es como si no existiéramos. Y de hecho no es como si no existiéramos, estamos violando varios artículos del código penal y podríamos ser encarcelados. Y si quisieran en algún momento, que lo han hecho, muchos de estos periodistas podrían ser encarcelados”.

Sabemos que la censura existe y que durante las últimas décadas han sido detenidos periodistas críticos al poder. Recién, en febrero pasado, otro sitio alternativo en Cuba, El Estornudo, fue bloqueado por el gobierno en territorio nacional.

 

“Si uno revisa el contexto no deberías hacer nada, te deberías quedar en tu casa”, dice Baró.

 

Su mayor arma es acoger “el periodismo como paradigma”. Parece sencillo, pero se trata de regresar al ABC del oficio y a seguir los procedimientos básicos. Baró lo explica:

“Nuestra arma más fuerte es la contrastación de fuentes, el rigor investigativo, la profundidad, la verificación y la confirmación permanente de todas las informaciones”.

Ellos hacen lo que en la actualidad a algunos medios grandes, medianos o pequeños se les olvida o no lo consideran porque le prestan más importancia a salir rápido, aunque con notas sin contrapartes y sin equilibrios.

“Hemos solicitado entrevistas cada vez que tenemos que hacer un trabajo a las fuentes oficiales y muchas veces se compadecen de nosotros o tienen una conciencia más allá de lo que dicen las leyes y nos dan entrevistas, pero la mayoría de las veces nos las niegan porque no somos un medio acreditado en el país”, cuenta Baró.

De cualquier manera ellos siguen yendo a los ministerios para solicitar estas entrevistas: “Lo tenemos que hacer porque forma parte del protocolo de periodistas”, dice Baró. “Uno tiene que sobrepasar esas limitaciones”.

Saben que es probable que les digan que no, pero van a esas fuentes para tener incluso ese “no”, también una voz en un reportaje.

“Hay fuentes que sabes que te van a decir que no, pero de todas maneras tienes que ir a esas fuentes. A veces te sorprende porque hay fuentes que off the récord te dan pistas que terminan llevándote a otras fuentes y a otros lugares, a pasos más profundos en tu investigación”, dice.

“Hacer periodismo es la única manera de cambiar el contexto. Y hacerlo con rigor”.

Durante el encuentro, Jaime Abello Banfi, director de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano Gabriel García Márquez, le comenta que ha encontrado en esta nueva generación de periodistas cubanos estándares altos de escritura, con buena calidad literaria y buen dominio del idioma, también con cierto humor ácido:

—Encuentro mucho en la obra de ustedes que es como una especie de sello general. ¿Crees que hay un estilo que los puede identificar?

Baró responde:

—Yo creo que en la generación de Periodismo de barrio, El estornudo, El toque, si hay algo que nos distingue es la irreverencia ante el poder.

Ella y sus colegas trabajaron en redacciones estatales desde el primer año de la universidad hasta terminar el servicio social, se adentraron a las dinámicas y las conocen. “Si hay algo que nos marcó es que veníamos a periodistas que llevan 40 años discutiendo lo mismo en los congresos. Y nosotros no veíamos dentro de ese mismo sistema de prensa estatal una solución donde el periodismo se convirtiera sencillamente en periodismo y dejara de ser propaganda política”.

El periodismo que ellos quieren hacer, dice Baró, es un periodismo disruptivo, que conecte con la sociedad.

 


En este enlace puedes consultar el código de ética de Periodismo de Barrio: https://bit.ly/2k7fS63