Por Aldea de Periodistas
Pocos minutos antes del almuerzo, 13:14 horas, el edificio de la redacción de Animal Político comenzó a tambalearse fuertemente. Estaban ahí editores, reporteros, diseñadores, en un cuarto piso frente al Parque México, en la colonia Hipódromo Condesa, una de las más afectadas durante el sismo del pasado 19 de septiembre.
“Esta vez las alarmas no anunciaron el temblor que venía y solo comenzamos a sentir el movimiento, ni siquiera pudimos llegar a las escaleras. Casi todos nos quedamos en uno de los marcos de la oficina, abrazados, sin saber qué hacer, teníamos mucho miedo”, cuenta Nayeli Roldán, periodista del sitio de noticias.
“Yo solo veía a la gente de los otros edificios intentando bajar por las escaleras y les decía que no lo hicieran, el movimiento era tremendo, recuerdo que algo crujió”.
El temblor tuvo un magnitud de 7.1 grados en la escala de Richter y, hasta el momento, martes 27 de septiembre, ha dejado al menos 337 muertos en la Ciudad de México, Morelos, Chiapas, Guerrero, Puebla, el Estado de México y Oaxaca. La cifra va cambiando de acuerdo a los cuerpos rescatados. No hay datos de las autoridades que den cuenta de las personas heridas o desaparecidas.
En la redacción los periodistas escucharon los vasos caerse, oyeron los gritos de los propios compañeros y de los vecinos de las otras oficinas del edificio. Como pudo, Roldán grabó los últimos 50 segundos del sismo (ver video más abajo). Al terminar de moverse la tierra, bajaron todavía temblando y vieron agua en las escaleras porque una tubería estaba rota. Apostados en el Parque México, llamaron a sus familias los que pudieron tener éxito con la señal, Roldán habló con su mamá. Inmediatamente después se repartieron los recorridos en la ciudad.
“Y desde entonces no hemos parado”, dice ahora Roldán, a una semana de la tragedia.
Los integrantes de la redacción que necesitan estar en la oficina trabajan desde ese día en las instalaciones de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad. Los reporteros han estado afuera, buscando historias, haciendo cobertura, trabajando a control remoto.
Roldán —una de las autoras de la reciente investigación periodística “La Estafa Maestra“, un amplio reportaje multiplataforma que documenta la corrupción en diversas dependencias del gobierno federal con la ayuda de algunas universidades—, cuenta que lograron rescatar la documentación del caso.
El edificio de Animal Político ya fue evaluado por Protección Civil. La redacción podría estar lista en tres meses con las reparaciones correspondientes. Sin embargo, el equipo ha decidido que no regresará más a trabajar a este lugar para evitar el riesgo. Así que ahora buscan nueva redacción-hogar, de preferencia una casa. Y fuera de la Condesa.
LA JORNADA
A las mismas 13:14 horas del 19 de septiembre algo estaba sucediendo en otra redacción, a 5 kilómetros de distancia de Animal Político. Ahora en la colonia Santa Cruz Atoyac, en el diario La Jornada.
Ahí los principales daños fueron el derrumbe de la mampostería de las paredes y algunas grietas.
Ante la emergencia, el pedido fue que la menor de cantidad de gente estuviera en las instalaciones y se hizo una migración temporal: la dirección editorial tuvo que ser traslada a la planta baja, lo mismo que a la gente de producción. Mientras que personal de redacción de los pisos más altos fueron instalados a partir del segundo piso.
Una empresa externa y Protección Civil hicieron un peritaje y determinaron que no hay daño estructural, que hay seguridad para volver. Las reparaciones están en curso, como puede verse en las fotos más abajo. Esperamos que la redacción vuelva pronto a su dinámica habitual.
MILENIO, SOLO UN GRAN SUSTO
La redacción de Milenio es un edificio de vidrios polarizados sobre la calle Morelos al número 16, en la Colonia Centro, a tres cuadras del periódico El Universal, una zona donde los sismos suelen sentirse con mayor intensidad y una de las zonas más devastadas en el terremoto de 1985.
En un video tomado por un empleado del diario y subida a YouTube, puede verse cómo se desprenden con fuerza algunas lámparas de los techos y sacan chispas. Muebles y otras cosas cayeron al piso.
Por fortuna pasó el temblor y solo fue poner en su lugar lo que no estaba en pie.